A pesar de las rdenes municipales, Kim estaba sentado a horcajadas 1 sobre Zam-Zammah, el viejo ca- n que se alza sobre una plataforma de ladrillo enfrente de la Ajaib-Gher (la Casa Maravillosa, como llaman los ind genas al Museo de Lahore) (1). Quien posea a Zam-Zammah, ese drag n que vomita fuego, posee todo el Panjab (2), porque el gran ca n de bronce verdoso es siempre lo primero que figura en el bot n del conquistador.